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Situada en la via Ostiense, en la ribera izquierda del Tíber, ante los que antaño fueran los Mercados Generales, la Central Montemartini constituye un extraordinario ejemplo de reconversión en museo de un edificio industrial.
El primer establecimiento público para la producción de energía eléctrica perteneciente a Giovanni Montemartini es hoy el segundo polo expositivo de los Museos Capitolinos y alberga un considerable número de esculturas de la Antigüedad clásica halladas durante las excavaciones realizadas en Roma entre finales del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX.
La exposición reconstruye conjuntos monumentales antiguos y describe el desarrollo de la ciudad desde el periodo republicano hasta la época tardoimperial con episodios particularmente significativos y muchas veces casi desconocidos para el gran público, como el grandísimo mosaico con escenas de caza procedente de Santa Bibiana.
Los grandiosos ambientes de la central y en particular de la Sala de Máquinas con su preciosa ornamentación modernista conservan inalterados las turbinas, los motores diesel y la colosal caldera de vapor. En este escenario fascinante y sugestivo, los mármoles antiguos resplandecen por su transparente brillo y por el refinamiento de su tallado.
Parece como si algunas de las obras maestras de la colección de esculturas antiguas, como el ciclo de estatuas que decoraba el frontón del templo de Apolo Sosiano, el colosal acrolito que representa la diosa Fortuna de Largo Argentina y la figura pensante de la musa Polimia, acrecentaran su belleza en esta atmósfera que evoca por una parte, la grandeza monumental de la Roma antigua y por la otra, un pasado más reciente y la memoria de uno de los primeros entornos industriales romanos.